La Voz Dormida. Benito Zambrano. Octubre 2011.

"...Ay mi niña morenita, no te asustes con mi pena,
que las lágrimas que corren riegan a la hierbabuena,
duerme niñita duerme..."

Esta nana presenta "La voz dormida" mediante su tráiler, esta nana se la canta una madre a una hija que no verá más, con esta nana se despide una hermana, se despide una prisión entera que grita injusticia, con esta nana llora sin lágrimas -"porque hay muchas formas de llorar"- una madre valiente entregada a unos ideales, con esta nana se te acaba de romper el corazón en la butaca y te hipnotiza hasta el último de los títulos de crédito.

Lo reconozco, soy un seguidor de historias de la guerra y postguerra civil española, las hay buenas y malas, pero, en contra de lo que muchos piensan, aún no son suficientes porque aún sigue habiendo gente que no encuentra consuelo y que de una forma u otra tiene que alzar o ver que su voz es alzada por otro.

Tras leer la novela y sabiendo que una película no puede albergar todo el contenido que narra Dulce Chacón, te diriges al cine con una cosa clara, vas a ver una historia de mujeres, de mujeres de ambos bandos en los primeros años de la dictadura, de mujeres buenas y malas, que no tienen porqué pertenecer a un bando unas y al otro las otras; en ambos bandos, deja claro Zambrano, que había mujeres con humanidad, con bondad, y sin esa bondad esta película no sería posible. Pero no todo es bondad, la obra de Zambrano es muy, muy cruel, excesivamente explícita (cosa muy necesaria en estos casos) y llena de verdad, pero a pesar de todo, como dice el dicho popular: "la realidad siempre supera a la ficción", y estoy seguro que el realizador se queda bastante corto en sus durezas, y sus durezas duelen al espectador, claro que duelen y para eso estoy seguro que están, ya que no vienen reflejadas en la novela, porque el cine se compone de imágenes y la imagen se queda grabada y es mucho más difícil de olvidar que mil palabras. Esta es una película muy dura por la sencilla razón de que narra algo muy duro.

Zambrano se centra en su película en las dos hermanas protagonistas de la novela, deja a un lado el resto de historias, todas realmente conmovedoras y quizás alguna necesaria para el desarrollo propio del film, pero imagino que ello lo alargaría demasiado. Aun así la película conmueve, he decir que desde la primera secuencia he tenido los ojos llenos de lágrimas, no deja pábulo al corazón, y además te enerva, te hace indignarte y, sobre todo, te hace empatizar con cada una de sus situaciones. Ha habido un momento, en la sesión de las 19 hs de los cines Acteón (calle Montera), en un silencio, que se oía al público casi al completo gemir, se podía escuchar el llanto y la sala estaba llena y al terminar nadie se levantó, imagino que todos necesitábamos dar un respiro antes de salir de la butaca en la que poco a poco nos habíamos ido incrustando durante las más de dos horas de metraje. Todo esto, cosa que me gusta bastante, si un exceso de música que te encoja el estómago, simplemente con unos actores que sobrecogen en cada secuencia. Si existiera el Goya a la mejor interpretación coral o casting, sin duda alguno, sería para el equipo actoral de "La voz dormida", el mejor reparto que he visto en muchos años en una película española. Además de la perfecta ambientación, son el verdadero alma, están todos y en todo momento geniales, cada uno en su rol, pero absolutamente verdaderos, algunos más estereotipados que otros, pero con estereotipos necesarios, hasta el actor que sólo tiene una frase, o las señoras que piden silencio en la iglesia tienen vida. Y, aunque ya es repetir lo que han dicho todos, por encima de esta excelencia interpretativa está una actriz con un trabajo para el cual es muy difícil poner palabras: María León, pierde su nombre y su cuerpo para ser Pepita, protagonista absoluta de la visión de Zambrano, ella no quiere política, no quiere partidos, no quiere más guerra, ella quiere Paz, a su hermana, a su sobrina, su Córdoba y a su amor, no quiere más, ni entiende ni quiere entender de bandos, ni de odios, ni de orgullos, es la frágil que se hace dura y rompe sus miedos para intentar salvar a su hermana, todo por su hermana, y la actriz lo borda, se entrega y lo borda, cada uno de sus movimientos o sus palabras tienen verdad, su mirada es un pozo de miedos y de amor y te vas con ella, te evades cada vez que aparece en la pantalla; María León tiene la capacidad de hipnotizar con este trabajo y pierdes de vista al resto, y tiene la virtud de las cómicas antiguas, las que no trabajaban para una cámara sino para el personaje, en ningún momento se le ve intentar favorecer a cámara, ella vive el personaje como lo siente y es como un volcán en erupción que no para de escupir todo lo que la remueve, todo lo que no la deja vivir. La Pepita de Dulce Chacón ya tendrá por siempre el rostro de María León.

20 de Octubre de 2011.

Recuerdo perfectamente la primera manifestación a la que fui, fue del brazo de mis padres y con mis hermanos, mi madre nos pintó las palmas de las manos blancas, acababa de morir, asesinado por ETA, Miguel Ángel Blanco, desde aquel día deseo encender la televisión y oír esta noticia: PAZ.

Tenía 13 años, gracias a la educación que me dieron mis padres, todavía era un niño, con su inocencia, jugaba a los "Playmobil" con mi hermano pequeño y había visto alguna imagen de atentados pero no había prestado mayor atención. Aquel fin de semana mi madre se tuvo que sentar con nosotros y explicarnos que en el diccionario hay una palabra que es terrorismo, que hay gente que mata por ideales absurdos y que hay familias que sin razón alguna pierden a un ser querido y que los terroristas no representan a nada, que no hay ningún pueblo que mate, sólo unos cuantos locos, aquel día se abrió una brecha que no creo se cierre jamás; éramos dos niños pero empezamos a entender que fuera de los límites de nuestro pueblo en la provincia de Sevilla pasaban cosas muy malas. Aquella tarde, en la que aparecían una y otra imagen de las plazas de España llena de personas con las manos pintadas de blanco y velas encendidas, con los ojos explotados en lágrimas y rabia y las voces más unidas que nunca, nuestros padres nos llevaron a una manifestación, una manifestación de repulsa, Miguel Ángel Blanco ya estaba muerto pero nadie podía estar sentado en su casa. Lo reconozco, en mi inocencia sentí rabia, una rabia infinita, una rabia que me llevaba a desear que le hicieran a los asesinos lo mismo que ellos hicieron por la espalda al de Ermua; los años me han hecho entender que los crímenes se pagan con penas y cárcel, pero entonces era un niño y lloré al ver a una hermana rubia y bajita leyendo un manifiesto contra el terrorismo.

No olvido aquella tarde, aquel paseo silencioso por las calles que a veces se veía interrumpido por voces que gritaban contra ETA, y gritaba eslóganes que apenas entendía, y alzaba mis manos pintadas de blanco por mi madre, y sentía rabia, mucha rabia. Recuerdo a mi padre, como si lo estuviera viendo, con la boca cerrada, siempre ha dicho más con los ojos que con los labios, la cabeza gacha y las manos altas, siempre fue activista y comprometido y para él, por aquel entonces, cosa que he comprendido con los años, España se venía abajo, no olvidaré su imagen. Aquel fin de semana quedará por siempre grabado en la memoria de los españoles, aquel fin de semana nació la parte idealista, inconformista y política dentro de mí. Y no olvidaré la cena silenciosa de aquella noche y la suma que empecé a hacer cada vez que veía en un telediario o en un periódico otro atentado más e imaginaba como se paralizarían las programaciones de las distintas cadenas el día que ETA anunciara el fin del terror. El día ha llegado y esperemos que sea por siempre. VIVA LA LIBERTAD, VIVA LA PAZ.

La voz dormida. Dulce Chacón.

Hoy, con los ojos llenos de lágrimas, en el metro, llegando a Lavapiés, he terminado de leer "La voz dormida", probablemente la mejor novela contemporánea que he leído. Subiendo por las calles del barrio, las mismas que, muerta de miedo y de espera, recorría Pepita, la protagonista de la obra, me dí cuenta que, sin pensarlo, me compré el libro el pasado 12 de octubre, hace apenas 6 días, la mañana en la que en Madrid tenemos los ejércitos en la calle y los aviones sin dejarnos dormir, es una casualidad, no había nada premeditado por mi parte, pero ahora, al concluirlo, me parece un tanto curioso, sobretodo al leer una historia como esta, una historia de ejércitos que imponen y sólo quieren muerte, una historia que me ha hecho llorar, erizarme, acongojarme e indignarme a cada página, una historia que sigue latiendo entre mis ojos; una obra que, a cualquiera con un mínimo de sensibilidad, no deja indiferente, que, por encima de todo, es una historia de amor con mayúsculas, con una fuerza por encima de lo humano, con una pasión igual de intensa que la mirada a mar de Pepita. "La voz dormida" se te clava por los ojos en el alma, te retuerce cada sentimiento por muy escondido que esté en tu corazón y te los saca a todos, uno a uno y de golpe, a flor de piel. Es una historia de seres humanos con esparadrapos invisibles en la boca, una historia necesaria en un país en el que nos ponen de pesados a los que no queremos olvidar la guerra civil, tan necesaria como necesario es saber dónde están cada uno de los "caídos" en fosas comunes, de los arrojados a agujeros de venganza, olvido y anonimato. En este país ha habido mucho hijo de puta, mucho hijo de puta con una crueldad sin límites, y, lo peor, es que sigue habiendo mucho hijo de puta que pretende que los demás olvidemos, no hagamos memoria, pero hacer memoria es vital para mucha gente que aún sigue mirando a izquierda y derecha y cerrando ventanas antes de contar su pasado, o el pasado de los suyos, a muchos me gustaría preguntarles a la cara si saben con certeza dónde están enterrados cada uno de sus antepasados, porque aún hay mucha gente viva que no lo sabe, mucha gente que ni siquiera se atreve a alzar la voz ni para llorarlos, hay muchos nietos en este país que se enteran de la historia de su familia por terceros porque a sus abuelos les sigue tartamudeando el habla y los miedos en el alma; en esta vida se puede olvidar todo menos la sensación del miedo y el que ha sentido realmente miedo se lleva el miedo con él grabado.

"La voz dormida" es una historia de mujeres, de una mujer miedica que se enfrenta a todo por ver cada mañana a su hermana, por cuidar a su sobrina y por el amor incondicional a un hombre del que sólo tiene un par de abrazos, de otra mujer que aprendió a escribir por ser guerrillera y que por ello está embarazada y condenada a muerte, de otra mujer que perdió a su hija no sabe dónde y de la que sólo guarda un vestido de flores moradas, de otra mujer que sólo quiere saber cómo es el mar, de otra mujer que siendo una niña y sin saber porqué ya es presa política, de otra mujer que espera y espera y espera desde los barrotes de su cárcel encontrarse con su marido, sus hijas, su nieto y su hijo enfermo, de otra mujer que ni reconoce a sus hijas, de otras cientos de mujeres que aguardan a la puerta del cementerio un retal de tela para poder tener algo por lo que llorar a sus muertos, de cientos de mujeres españolas que han existido, que han vivido y sufrido a uno u otro lado de los barrotes.

Espero con ganas la película de Zambrano basada en la novela, evidentemente la literatura lleva a unos campos de la imaginación que nada ni nadie más es capaz de llevar, el ser humano está hecho para soñar y la literatura es la mayor puerta a la imaginación, cada uno, cuando leemos, ponemos a los personajes unos ojos, unos brazos, unos besos y un caminar, a las paredes ponemos cada uno un color distinto, los desconches donde más nos gustan y los cuadros donde nos apetece y así en una sucesión de detalles infinitos, pero el cine es un medio más para contar una historia, una historia que en este caso, me repito, es necesaria; Benito Zambrano nos dará su visión, a unos gustará más que a otros, pero es una visión más, una visión de algo que pasó realmente y que pasó hace no tantos años, ya que muchos intentan congelar la memoria que al menos haya escritores, cineastas, periodistas, etc... que nos la refresquen.

Lo siento, me he ido por unos derroteros muy complicados, pero cada página del libro me ha hecho acordarme de mucha gente, de muchas historias, ha hecho que se me remueva algo por dentro y supongo que esa era la intención de su autora que, con un lenguaje y una composición magistral, hace que no nos olvidemos de todas esas mujeres que, como "las trece rosas" vivieron, lucharon y murieron por unos ideales, por la libertad.