Un mal invierno lo tiene cualquiera.

No soy mi piel;
verde olivo,
blanco azahar,
suave, canela en rama.

No soy mi
piel;
donada y deleitada,
adormecida,
candente.

Soy
piel prestada,
olvidada de un subconsciente;
de tus lunares,
tus marcas y tus dientes.

Soy piel que aborta la ilusión;
restregada,
cuarteada en tus desaires,
doloriente y terca.

No soy la piel que habito.


[Texto escrito en mayo de 2011]